Nunca pensé, articulo pastoral.
Nunca pensé vivir temporadas tan difíciles. Siempre vi la otra cara de la moneda cuando era muy
pequeña, pues viví siempre rodeada de grandes pastores, hombres y mujeres de Dios poderosos
y ejemplares. Si me di cuenta que sufrían, pero no entendí a profundidad o con claridad lo duro
de su sufrimiento, pues quizá también fui alguna de esas ovejas que causé tal dolor.
Eran hermosos los eventos, lo bonito que se veía la pareja pastoral, era hermoso el avivamiento,
el poder, el canto y la fiesta. Pero nunca imagine cuan profundo, grande y duro es el precio de
tan digno llamado.
El precio, si, el precio del llamado.
Lagrimas, desvelos noches enteras que no puedes dormir preguntándole a Dios ¿Qué sucede con
las ovejas?, ¿Qué puedes hacer para que todo mejore?, preocupación, abandono de los que un
día dijeron estarían contigo, odio de los que alguna ves dijeron amarte, ansiedad por los que se
fueron y piensas ¿Qué será de ellos?, ¿sí estarán bien?, hambres, por que muchas veces no hay
nada en casa, ayunos sinceros lo cuales son parte de tu intimidad y sabes que dependes de esa
intimidad para que todo funcione.
La mayoría del tiempo te sientes impotente por que anhelas y deseas que las ovejas entiendan
las cosas como tú, pero sabes que eso no sucederá a menos que la oveja se disponga para
entenderlo.
La mayoría del tiempo, eres la persona más solitaria, aunque estés rodeada de muchas personas.
Como pastor, siempre debes estar con tus ovejas de forma incondicional para el consuelo,
consejo, ayuda y sabes que ese es tu deber. Pero también sabes que talvez no haya nadie para
ti;
Nadie, nadie que te pregunte ¿Cómo estás?, ¿Cómo te sientes? Talvez asumiendo que al pastor
siempre le va bien en todo. Pero es el precio del llamado, y aquí y ahora lo entiendo. Como
pastores tenemos y debemos ser formados por nuestro Señor en el camino. Pues decidimos
emprender un viaje, una caminata por una vereda que no tiene vuelta atrás: ¿Recuerdas el día
que dijiste sí? Cuando te preguntaron ¿pastores para toda la vida? Mi esposo y yo siempre
recordamos esa pregunta y la respuesta que dimos también. Un camino sin jubilación pues
sabemos que nuestra jubilación será cuando lleguemos a casa.
Una vereda que de antemano
sabíamos que no sería fácil de transitar y aun así respondimos, si, a aquella pregunta. Pues,
Hermosos son los pies de los que anuncian la paz Romanos 10:15.
Un llamado difícil pero no imposible, hay que pagar el precio del llamado, sí, pero sabes que
Dios estará contigo en todo momento.
Un llamado, en el cual sabes que tendrás mucho trabajo, que enfrentaras mochas dificultades, hasta el punto de ser criticado, odiado. Pero llamado que no podrás abandonar a pesar de eso, un llamado que amaras hasta el último aliento, un llamado que a tus ojos y a los del Señor será valioso y precioso, cual perla más hermosa, cual tesoro escondido de valor incalculable.
El llamado es hermoso, sabes que aquel que te llamo te acompañará, proveerá, sustentara, y no te soltara; afirmara tus pies sobre peña y te revestirá de poder, te consolara y será para ti el refugio y compañía diaria.
Mi esposo y yo nunca nos imaginamos tales sufrimientos. Pero lo que hemos descubierto en nuestro corto transitar es la dicha de ser un llamado de Dios a pastorear su grey.
Que ha sido difícil, sí, pues hemos vivido las emociones mas intensas de nuestra vida. Pero nada de lo que alguna ves hicimos nos hizo sentir tan realizados y dichosos como el trabajo del Señor.
A veces nos preguntamos; ¿Cómo habiendo personas mas preparadas, mas habilidosas para este trabajo, nos elegiste a nosotros?.
Solamente podemos agradecerte y esperamos llevar con honra, honor, integridad y dignidad el trabajo que nos encomendaste.
Amados pastores, no desistamos, no tiremos la toalla. El que te llamo esta contigo y no te abandonara.
Escrito por: Cesia de Guillen. 05-09-2024